miércoles, 16 de junio de 2010

EL ARTE GRAFFITI

Al mirar por la ventana, entrar en el metro, o en la pared de tu casa está presente. Ha inundado México y algunas personas le tienen pavor; otras no lo entienden y otras más lo borran. El grafftti es una forma de expresión poco entendida y muchas veces satanizada.
Primero hay que conocerlo para después juzgarlo.
Comprender este fenómeno cultural es importante para saber cómo controlar las pintas, ahora tipificadas como delito en el código penal bajo el nombre de contaminación visual. Lejos de verdades jurídicas, la realidad es que en México las oportunidades de los jóvenes para expresarse son casi nulas. Hace aproximadamente tres años comenzó un proyecto, por parte del gobierno del Distrito Federal, para brindar a los graffiteros espacios para pintar. Sin embargo, parece que no ha sido suficiente debido la gran cantidad de chavos que realizan esta actividad.

También hay muchos jóvenes que por falta de conocimiento rayan las paredes sin ningún sentido. Esto le da aun una peor imagen a los demás graffiteros, quienes pretenden hacer arte.
Parece que todo se opone a esta forma de expresión cultural. Pero si todas la partes de la sociedad trabajan con los jóvenes que practican este tipo de pintura y se acercan a ella, pueden cambiar la situación del graffitero y tal vez el punto de vista de la gente ante esta forma de expresión. Dejar de ver rayones en la pared y entender los gritos de los jóvenes en este país.




EN UN PRINCIPIO:

En los años setenta, en el barrio del Bronx, New York (E.U.), surgen las pintas como una manera de rebelarse ante el sistema norteamericano, que en ese momento estaba en guerra con Vietnam. Desde luego era delito pintar las paredes y ésta era una forma de burlarse de la autoridad mediante la llamada cultura hip-hop, misma que debe su nombre a la onomatopeya de los ritmos usados en lo que fue esta nueva manera de hacer música y arte en general. El hip-hop es una forma de expresión progresiva de la llamada generación X, la cual tuvo gran influencia por parte de las comunidades hispanoamericanas y afroamericanas, sobre todo de la comunidad jamaiquina, puertorriqueña y de los cholos, que habitaban en las llamadas Inner Cities, es decir las ciudades internas de los E.U. (nuestro referente más cercano a esto son las ciudades perdidas), en las que viven las minorías de escasos recursos.






   




El Dibujo en el arte actual y en la enseñanza



Un tema de actualidad que posee importantes implicaciones en la enseñanza del arte: El dibujo como medio artístico y como componente pedagógico. En el año 2000 se mostraba en la galería Barbara Gladstone en Nueva York una colectiva de 111 dibujos sobre papel con pluralidad de técnicas y materiales. El pasado mes de Enero, el Museo de Arte Moderno de Nueva York concluía la más arriesgada exposición de arte reciente en 15 años: "Drawing Now". Esta muestra atendía la situación del dibujo que después de explorar las líneas más desenfrenadas del arte en el siglo XX, sobre todo después de los Setenta, retorna en los albores de este siglo XXI, a un territorio familiar. Y hasta el 30 de Marzo, el Museo Metropolitan de Nueva York provee una mirada a la creación del genio de Leonardo con 118 dibujos bajo la exposición "Leonardo Da Vinci, Dibujante Consumado". Se conservan en total unos 4,000 dibujos de Leonardo y esta exposición contribuye, además de a la actualidad del dibujo, a examinar cronológicamente a uno de los artistas que hizo del dibujo la raíz de su creación en diversos campos del conocimiento

El dibujo en su máxima expresión

El aprecio del dibujo como gesto, preparación y proceso surgía nuevamente cuando la materialidad del objeto de arte atravesaba un reajuste en la década de los Sesenta y Setenta. El dibujo se liberó de los confines de la página expandiéndose a las paredes de la habitación, y alcanzaba a revelar la acción del dibujante en performances. Además, continuó utilizándose el lápiz y el papel como medio convencional para transcribir ideas en las obras de arte conceptual. El dibujo prosiguió con los postconceptualistas de los Ochenta como medio preferido para convertir acciones artísticas en objetos concretos. Pero en los Noventa la situación cambió. El dibujo se alejó del concepto de proceso y adquirió un valor predominante como obra completa y autónoma.


Se ha enseñado el dibujo erróneamente como la construcción de la línea sirviendo de base al trabajo de la construcción de la imagen pictórica. El dibujo está en la base de la representación pero no simplemente como un auxiliar artesanal lineal de contorno, sino como un proceso mental involucrando la percepción de la realidad y el método de consolidar sobre la superficie bidimensional o tridimensional las tensiones energéticas del entorno tanto en luz y color, formas y proporciones como en emociones y sentimientos. Ahora, además, se asiste a una revalorización del dibujo como producto final atendido como obra de arte digna de ser mostrada. Desde la década de los Noventa, los artistas vuelven al uso de los materiales tradicionales de dibujo inmersos en una representación figurativa, transfiriendo sobre papel o la pared ideas e historias, metáforas y alegorías de las preocupaciones cotidianas.